lunes, septiembre 12, 2011

Antonio López en el Thyssen

Antonio López


Los objetos pintados por Antonio López parecen congelados en una muerte de oleo. Al ser pintados, atraviesan la frontera para descansar en un panteón eterno olvidado por la muerte y por tanto, sin hálito de vida.

Los objetos pintados se desdoblan, el real prosigue en su camino de vida que se encamina a la muerte, mientras los retratados en el lienzo, secuestrados, dormitan desprovistos de esa vida que va preñada de inercia de muerte, igualito le aconteció a Beatriz Viterbo, en el Aleph de Borges.