martes, agosto 17, 2010

Por las Ruinas de Petra a lomos de un burro.

Hoy el calor ha sido tan insoportable en Petra, que no podía con mi alma y eso que llegué al yacimiento arqueológico a las 6.30 de la mañana, nada mas abrir, para aprovechar la fresquita.
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A mitad del día, harta ya de reptar por las maravillosas ruinas de Petra, y de cruzar a pie esas distancias kilométricas a las que no veía fin, en pleno desierto y con un calor que derretía las piedras, decidí alquilarme un burro, si un burro.
Podría haberme alquilado un camello, que queda más elegante, más a lo Lawrence de Arabia, pero pensé que si me caía por aquellos riscos desde un camello no lo iba a contar. Además, confieso que tengo debilidad por los burros.
Debo decir que he visitado las ruinas tan ricamente, como una reinona nabatea a lomos de la acémila.

4 comentarios:

  1. ¡Mi burro! Lo había perdido. Devuelvámelo, diablos.
    Siempre suyo
    Un completo gilipollas

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  2. Mi querido Sr. prometo enviarle fotos del burrito de Petra por si se tratara de Jose. No obstante de ser el, ya le adelanto que debe estar anorandole mucho hostigado por esos 45 grados centigrados a la sombra.

    Un beso

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  3. Mi Señora, siguió mis pasos o yo los suyos, ¡qué importa, si casi la imagino!
    ¿utilizó mi reinona su Platero para subir por la garganta al monasterio?
    ¡qué brisa justo antes de avistarlo!
    Suyo, Z+-----

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  4. Yo seguí los suyos mi Sr. De la Vega, puesto que los míos fueron posteriores. Seguía sus versos sembrados en la arena, cual Pulgarcita.

    Acierta ese oráculo que le habita. Subí por aquella escarpada escalera de piedra, a lomos de aquel noble animalito, para quedar boquiabierta ante la belleza de lo hallado en aquella explanada que se abría en las alturas.

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Dime Alhaja