Al anochecer se acrecienta el embrujo de la ciudad, ese hechizo conformado por ecos de flamenco e historia. En pocas ocasiones la espera fue más placentera. Sentada sobre el muro de ladrillo, el pensamiento vaga absorto, entre aquella arquitectura mirada y recreada. Saboreo a sorbitos el vino blanco, mientras siento el tacto fresco de la copa en mi mano.
La mirada se recrea en el suave anaranjado que envuelve la torre de San Miguel el alto, pronto reparo en las que intuyo son las luces de La Chumbera.
Al fondo los montes quedan enmarcados en naranja, el sol oculto hace ya rato los perfila. Las torres del edificio que me sustenta se iluminan y a lo lejos, algunos turistas hacen guiñar los flashes de sus cámaras en un afán de aprehender la evanescente belleza.
Han regado el empedrado, el agua intensifica los olores de la tierra, al igual que la oscuridad amplifican los ecos cantarines del agua de fuentes y acequias. Huele a jazmín y a galanes de noche.Vuelvo la mirada hacia la Puerta del vino, materialización de la inspiración de Debussy, quién la compondría maravillado por una postal que le enviara su amigo Falla. Honda impresión debió causarle el papel. ¿Qué no hubiera hecho su presencia en estos jardines, entre estas piedras que aúnan el antagonismo de ingravidez y hondura?.
El tiempo apremia y la solemnidad de la arquitectura de Machuca impone su presencia con vehemencia, cruzado el umbral se presenta el ruedo de piedra, a dos niveles, sostenido por soberbias columnas que dan la bienvenida. Comienza a ejecutarse el programa:
Anton Bruckner
Sinfonía núm.1 en Do menor
AllegroAdagioScherzoFinale
Anton Bruckner
Sinfonía núm.2 en Do menor
ModeratoAndanteScherzoFinale
(Staatskapelle Berlin dirigida por Daniel Barenboim).
La música, esa que de todas las artes me parece la más sublime.
Barenboim, el único, el único palestino, israelí, español...argentino, al mismo tiempo. El que creara con el fallecido Edward Said el esperanzador proyecto que respondía al noble fin de intentar superar las diferencias, que parecen irreconciliables, con la intermediación del arte.
Barenboim, el único, el único palestino, israelí, español...argentino, al mismo tiempo. El que creara con el fallecido Edward Said el esperanzador proyecto que respondía al noble fin de intentar superar las diferencias, que parecen irreconciliables, con la intermediación del arte.
*La gota que se expande, es el título que lleva, en el programa de mano del concierto, la introducción explicativa de la composición de Bruckner.
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